Hace unos días se celebró en Madrid una Carrera Solidaria en favor de las enfermedades poco frecuentes. AMES estuvo allí.
Hay muchas imágenes de esa carrera en la red. Pero hoy, con permiso de Nieves, me permito elegir solo una: la suya.
Gracias, Nieves, por estar ahí. Las palabras que siguen son un pequeño homenaje a todos los que luchan como tú, como nosotros. Y he elegido tus manos, tu mano, esa que agitas en la foto, como un símbolo. Espero que te guste.
Amiga Nieves, me vas a
perdonar que haya secuestrado tu imagen de esa fantástica carrera que dedicasteis
hace unos días en Madrid a poner “patas arriba” la ciudad para que todos se
acuerden, sepan y se conciencien de que existe algo llamado “enfermedades raras”
y, más concretamente, Miastenia Gravis.
Veo tu imagen, con la
mano extendida y me vienen a la cabeza muchos posibles significados. Saludas
quizá a quienes corren contigo, a todos -en realidad- los que compartimos ese
espíritu tuyo de lucha cotidiana, de esfuerzo continuo sin perder la sonrisa…
O, quién sabe, dices ¡stop!
a los que deciden obviar todo aquello que no entienden, comprenden o que no les
atañe. Tú sabes que a esos profesionales de la indiferencia, a esos que piensan
que nada existe si ellos no meten la mano en la llaga, el calendario puede obsequiarles,
en cualquier momento, con una pincelada de esas “raras” que siempre obviaron.
Tu gesto tiende a llamar su atención, a tratar de implicarlos en una tarea que
es común aunque ellos miren hacia otro lado.
A lo mejor pretendes
sumarte al lema del Día de nuestras enfermedades. No quiero decir más veces “raras”.
Y unes tus dedos a los muchos que pueblan carteles y conciencias; a las manos
que ayudan, soportan, empujan, crean, viven…
Tu mano, la mía, la de
quienes nos miran al pasar, la de los que observan nuestro párpado
intermitente, la de quienes solo creen en la enfermedad cuando hay constancia
física palpable, salvaje, cruda… las manos de todos, juntas, son un curso
intensivo de arquitectura. Y no solo para levantar rascacielos. Se trazan
puentes entre el aquí y el allí, entre lo sano y lo enfermo, entre el cariño y
el aprecio, la luz y la tiniebla, la lágrima y la sonrisa (miasténica pero
luminosa, eso sí).
Tu mano, Nieves,
implica trabajo, sufrimiento, aliento y despertar. Tu gesto es alegre y nos
hace seguirte. Tu cara refleja un sol que no solo circula en órbitas celestes.
También dentro de ti florece su luz y su calor. Y nos dejas participar de ella.
Nos invitas incluso a sentirlo, a ser, a estar, a crecer, a vivir un poco más.
Y, por último, tu mano
dice ¡ven!, sigue, avanza, sube, disfruta, contágiate y baila con cada salto
del minutero. Déjame que me una a tu gesto. Déjame que yo también levante la
mía y muchas más se unirán a tu señal. Corramos juntos, todos y todas, hacia
una meta que no es material, que no es una cinta de colores al final del
camino. Nuestra meta, Nieves, y tu cara lo confirma, se renueva al alba cada
mañana. Nuestra meta es avanzar sin mirar atrás, aun sabiendo que llevamos la
maleta cargada con esa Miastenia que un día nos guiñó un ojo y desde entonces nos
acompaña.
Ojalá lleguemos al
final. Llegaremos, Nieves. Gracias por tu gesto, por tu carrera, por tu
sonrisa, por dejarnos acompañarte. Tu mano, hoy, somos todos. A partir de ahora
quizá veamos la vida de color verde como el de tu camiseta. Al fin y al
cabo, nuestro lema, que también es verde, es ESPERANZA.
Que imagen más bonita
ResponderEliminarque bonita sonrisa
que cara de satisfacción,
Muchas gracias Nieves por tu participación
y por esa imagen
Muchas gracias Pedro por transmitir siempre con
tus palabras tan buenos sentimientos
Un abrazo