Contaba nuestra inefable Karina, lucecita jiennense en el universo de la música sesenta y setentera, que en la feria de un pueblo más o menos desperdigado por esa “rica” geografía andaluza el público empezó a pedirle una canción coreando “la del arrebugh, la del arrebugh…”
Ella, inocente, casta y pura, como siempre nos había parecido, interrogó a los presentes con su vocecilla de niña tímida ¿De qué canción habláis, que no la reconozco por el título?
Y entonces, como movidos por el motor que dio vida al universo mismo, el populacho –dicho sea con cariño y no con malos tintes- entonó con gracia, salero y tronío…
Arrebughhhcando en el baúl de los recuerdos…. Uuuu… (Por favor, el arrebughhhcando pronunciese como si el mismo José Bono lo estuviera cantando. Solo así el efecto será el deseado).
Pues bien, nuestra amiga Miastenia me ha hecho, como a todos, imagino, arrebughhhcar y arrebughhhcar en la red para dar con esa colección de imágenes que deberían ser catalogadas para “mayores con reparos” o directamente como 4R –gravemente peligrosas- (Los de cierta edad recordarán esas clasificaciones morales colgadas en la puerta de las parroquias cuando el adolescente personal nos planteábamos ir a tal o cual película sabatina).
Son fotos que, pasadas por el disfraz con que las he tratado quizá nos dejen otra sensación distinta, pero que en realidad son fiel reflejo de esos efectos colaterales de nuestra amiga Miastenia.
¿Es esta la foto del famoso extraterrestre de Roswell? Apréciese su cabeza prominente, sus extremidades alargadas, su innegable “aire” poco terrícola…
Pues no. Es el timo, esa glándula que dicen, sospechan, creen, aducen, insisten, dudan y afirman que quizá, tal vez, posiblemente, a lo mejor, influye en las alteraciones miasténicas. Desde luego impresiona…
¿Y dónde tenemos esa joya tan preciada? Pues …véase esta imagen tan tierna en la que el timo es como un osito que vive en un útero distinto y especial cerca, very cerca del cuore, de ese otro órgano que dibujamos siempre que nos pasa el amor por la cabeza –o por donde sea menester- y que tan poco se parece a la forma con la que lo soñamos.
Claro que este embarazo es asaz acedado (¡viva el castellano antiguo!) no se vaya a pensar vuesa merced. Nada de esperar unos mesecillos y abrazar un tierno retoño de tus entrañas… aquí solo se pare al extraterrestre ese que vimos antes. Con cesárea y sin flores ni bombones.
Un asquito, vamos.
Esta podría ser la imagen de ese parto. Ese bisturí, esas carnes que se abren, esa sangre que fluye cálida y viscosa, ese sopor en el que estás sumido mientras tu cuerpo se ofrece en sacrificio…
Con todas esas florituras, está claro que tu cara ha de ser el espejo del alma. ¿Es esta imagen un fotograma de las últimas aventuras eróticas del Canal +? ¿Quizá, con mil perdones, es un flash místico de alguien que está comunicando con las alturas? Por un casual… ¿será la cara de la vecina asomada furtivamente a la terraza saboreando un pitillo a escondidas?
Va a ser que no. Es un ejemplo del placer que te inunda cuando Miss Miastenia te abraza. Esos ojitos de clara caída, diríase que casi pecaminosa, son su seña de identidad.
¡Qué cosas! Con razón el órgano que tiene que ver con todo esto se llama TIMO. ¿Recordamos qué significa esa palabra en nuestro amplio y vasto diccionario?
Si, y además tiene pinta de extraterrestre. ¿Será un Alien?
Mejor que dejemos de buscar al “arrebugh”, no vaya a ser que encontremos más sorpresas…
Bueno, un abrazo para Karina, que nos ha servido de hilo conductor. Al menos podemos esperar que alguna vez un San Jorge venza a la dragona miasténica y entremos todos en aquella otra canción, si, ¿recordáis?... En un mundo nuevo y feliz…
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