martes, 1 de mayo de 2012

Volvemos al siglo XIX


Riámonos de los viajes en el tiempo de las pelis de Ciencia Ficción. Ya tenemos aquí el más brutal de los regresos. Volvemos al siglo XIX, por no decir a ciertos periodos del XX en los que algunos gobernantes asumieron también el divino poder de terminar con la vida de ciertos enfermos…

Dice una consejera de la Comunidad de Madrid… ¿Es lógico que los enfermos crónicos vivan gratis del sistema? Dice el gobierno del Estado: Los funcionarios de baja… que cobren menos…  Y además: A pagar medicinas, ambulancias, muletas…

¡Dios mío! ¿Hasta dónde vamos a seguir cayendo? ¿Hasta cuándo –y cuanto- vamos a retroceder?

Miedo me da recordar que ya hubo un tiempo en la cercana Alemania donde a los pobres enfermos se les daba matarile y así no estorbaban ni comían del estado.  Un enfermo crónico, que es quien más apoyo puede necesitar –y ahora hablo en primera persona- no puede depender de la caridad como sucedía en siglos pasados. O sencillamente ser degradado hasta perder los más elementales derechos que eso que ahora se denosta (el “bienestar”) había conseguido para todos.

Cualquier persona con cierta lucidez –ignoro si los políticos que ahora nos gobiernan tienen esa característica de fábrica-  haría ahora mismo un listado de sitios, lugares, actividades y locuras en las que se podrían ahorrar millones de euros sin tocar lo más elemental. La salud se está convirtiendo en un peligroso campo de batalla donde todo vale para jujstificar lo injustificable: que si los pensionistas malgastan medicinas, que si van al médico a pasearse, que si los funcionarios están todo el día masajeándose alguna que otra parte íntima… y, claro, ante esta situación tan desastrosa… ellos/as son los culpables de todo.

Esto no puede ser verdad ni puede estar pasando. Vuelvo a la primera persona. Si alguien –yo mismo- es enfermo crónico y además se dedica a la enseñanza, es decir, es funcionario… ¿qué más desgracia puede tener? Salvo aumentar las colas del paro no se me ocurre ninguna más.

Eso, eso, dirán algunos, esa casta de privilegiados… ¡a la calle!

¿Habrán pensado esas voces –que las hay- que esos funcionarios a los que insultan son los maestros de sus hijos y los médicos de sus dolencias?

¿Se dan cuenta esas personas que los recortes de sanidad y de educación son un terrible boomerang que nos golpeará la cabeza antes de lo que pensamos?

¡Qué lástima!

Quizá nos espere, en el siguiente paso del descenso, levantarnos antes del alba y ponernos en fila en las plazas y avenidas para que alguien nos elija. ¿No nos suena eso? Si no trabajas no cobras. ¿Qué estás enfermo? Pamplinas. De sol a sol, esa es tu jornada.

Claro que… situaciones como estas han levantado sociedades y han hecho caer regímenes. No somos dados en la actualidad a las grandes revoluciones, pero cuando ya no se nos pueda exprimir más es posible que la conciencia que se nos quiere adormecer salte y estalle. Y entonces quizá busquemos a los culpables y les indiquemos con cariño y exquisita educación cuál es el lugar que les corresponde y lo que pueden hacer con sus tijeras.

Estamos llegando a ese punto de ebullición que no tiene marcha atrás. Y nadie escucha el clamor de las protestas.  Es más, se afirma que la rueda continuará viernes a viernes, consejo de ministros a consejo de ministros.

Pero… cuando ya no haya por la parte de abajo del sistema nada que recortar, ¿qué sucederá?

Los mismos de siempre no pueden soportar el peso de toda esta iniquidad. Alguien debería verlo en su bolita de cristal.

Mientras… los enfermos crónicos a los guetos, a las leproserías, a los lazaretos olvidados donde no molesten a las arcas públicas. Los que tengan dinero podrán tener derecho a estar enfermos y a ser educados en aulas sin masificar y con horarios razonables. El resto… a malvivir.

No volvemos al XIX sino más atrás. Ya mismo pueden decirnos que el mejor método para curarnos es recoger hierbecitas en el campo. Sistema barato que, además, como te hace andar es buenísimo para la  salud. Las farmacias y los hospitales añadirán poco a poco a esa serpiente enroscada que es su logo, un euro dibujado artísticamente ya que ¿quién podrá adquirir el caudal de medicamentos que su dolencia crónica puede necesitar?

Un buen chamán es lo que necesitamos. Y un sabio griego también.  El chamán te cura con cuatro pases mágicos y el sabio te enseña en una plazuela, todos sentados alrededor, en el suelo y mirando los pájaros pasar. ¡Habrá mejores escenarios para nuestros políticos! Todo gratuito. Todo natural.

Ya digo, volvamos a viajar en el tiempo hacia atrás. Dejemos lo conseguido en tantos siglos de lucha tirado en la cuneta. Y oigamos a políticos decir que lo que hacemos los enfermos es malgastar, que los servicios públicos están en manos de ineptos funcionarios y que el sumun de la felicidad es abrocharse cada día un agujero menos del cinturón. Ni dietas ni pilates. Vivan los recortes.

Alguien se arrepentirá de todo esto aunque quizá antes toda una generación de niños no se haya educado como debería y muchos enfermos hayan quedado en el camino por no disponer de un puñado de euros con los que poner a raya sus enfermedades.

¿Qué futuro les espera a nuestros hijos? ¿Para esto hemos luchado por ellos?

Prefiero no seguir. Es la hora de una de esas pastillas crónicas que me acompañarán siempre y por las que no sé cuanto tendré que pagar a partir de ahora…






1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que ha comentado, aunque se ha quedado un poco corto, es una vuelta atrás en el pasado, lástima de todos aquellos que no poseemos seguros médicos privados, desde un tiempo hasta esta parte, se le quiere poner precio a todo, llegaran el momento que hasta el aire que respiremos, también tendremos que pagar una pequeña tasa.
    ¿Qué pena me causa esta situación en la que estamos viviendo y la herencia que le vamos a dejar a nuestros hijos?, con un mundo patas arriba, siempre los poderosos y los caudalosos, son los que van dirigiendo a los borregos a seguir viviendo por el mundo que ellos quieren qué vallamos, con los adelantos que hay, ¿para qué realmente sirven? , si la gente preparada, con estudios y recursos, no son capaces de sacarnos del agujeró donde cada vez nos esta hundiendo más y más.

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